Siempre me han fascinado las puertas de la iglesias, por su
magnitud y grandeza, hay varios tipos de puertas, las de las ermitas que suelen
ser muy discretas pero bastante robustas, luego las catedrales que son
imponentes, y luego tenemos las iglesias de pueblo que suelen estar entremedio
de las dos, en este caso la de Vilafant es una puerta que ha sido restaurada
con unos toques de hierro, no es de las mas bonitas o imponentes que he
encontrado, pero hace su función.
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